martes, 19 de febrero de 2013

La revolución copernicana: Y la Tierra dejó de ser el centro


Teoría Heliocéntrica


La revolución copernicana: Y la Tierra dejó de ser el centro.

 A lo largo de la Historia ha habido una sucesión de periodos en los que la ciencia se encontraba, de alguna manera, ‘normalizada’, momentos en los que una determinada disciplina creía haber llegado a un estado final de acceso a la verdad y los científicos trataban a toda costa de integrar cualquier nueva observación bajo su mando explicativo, improvisando, en caso de ser necesario, hipótesis que reforzaran la legitimidad de sus teorías. Sin embargo, en el momento en que dentro del cerrado corpus en el que se movían se producía una fisura, algunos podían atisbar una nueva respuesta a los problemas planteados, preparándose así el momento de una revolución y el cambio a un nuevo paradigma. Esto es precisamente lo que ocurrió entre los siglos XVI y XVIII gracias a una serie de figuras como Galileo, Kepler, Descartes o Newton, de quienes su principal precursor fue el clérigo polaco Nicolás Copérnico. Con su nueva teoría heliocéntrica apenas quedó en pie ninguna de las viejas convicciones, ya fueran religiosas, filosóficas o científicas, debido al indudable punto y aparte que supuso asumir que la Tierra no es más que un planeta entre otros que se mueve en la órbita de un astro mayor, del cual depende para su mera subsistencia, cuando hasta ese momento la concepción vigente era que nuestro planeta ocupaba un lugar privilegiado en el cosmos.

El estallido se produjo en 1543 con la publicación de la obra fundamental de Copérnico, 'De revolutionibus orbium coelestium' (Sobre el movimiento de las esferas celestes). Las polémicas consecuencias de la obra no fueron en principio percibidas en toda su extensión: para empezar, la Iglesia no había experimentado todavía la serie de transformaciones que culminaría en la estrechez de miras en materia cosmológica –así como en otros muchos aspectos científicos– que la caracterizaría hasta hoy en día; asimismo, era preciso contar con una sólida formación en matemáticas y astronomía para poder comprender la obra, lo cual impidió que tuviera un calado social inmediato. Sin duda, fueron las posteriores aportaciones de Kepler las que contribuyeron con mayor eficacia a la difusión de la nueva visión del mundo. La gran duda surge en torno a si, en realidad, el texto copernicano fue el principio de todo o el mero resultado de un largo proceso de maduración.

Revista Memoria, Historia de cerca nº XXXVII
www.revistamemoria.es

Retrato de Nicolás Copérnico
 

 Nicolás Copérnico y la teoría heliocéntrica.
Nicolás Copérnico (1473-1543), astrónomo polaco, conocido por su teoría Heliocéntrica que había sido descrita ya por Aristarco de Samos, según la cual el Sol se encontraba en el centro del Universo y la Tierra, que giraba una vez al día sobre su eje, completaba cada año una vuelta alrededor de él.

Copérnico nació el 19 de febrero de 1473 en la ciudad de Thorn (hoy Toru), en el seno de una familia de comerciantes y funcionarios municipales. El tío materno de Copérnico, el obispo Ukasz Watzenrode, se ocupó de que su sobrino recibiera una sólida educación en las mejores universidades. Copérnico ingresó en la Universidad de Cracovia en 1491, donde comenzó a estudiar la carrera de humanidades; poco tiempo después se trasladó a Italia para estudiar derecho y medicina. En enero de 1497, Copérnico empezó a estudiar derecho canónico en la Universidad de Bolonia.

En 1500, Copérnico se doctoró en astronomía en Roma. Al año siguiente obtuvo permiso para estudiar medicina en Padua (la universidad donde dio clases Galileo, casi un siglo después). Aunque nunca se documentó su graduación como Médico practicó la profesión por seis años en Heilsberg. A partir de 1504 fue canónigo de la diócesis de Frauenburg. Durante estos años publicó la traducción del Griego de las cartas de Theophylactus (1509), estudió finanzas y en 1522 escribió un memorando sobre reformas monetarias.

Sus trabajos de observación astronómica practicados en su mayoría como ayudante en Bolonia del profesor Domenico María de Novara dejan ver su gran capacidad de observación. Fue gran estudioso de los autores clásicos y además se confesó como gran admirador de Ptolomeo cuyo Almagesto estudió concienzudamente. Después de muchos años finalizó su gran trabajo sobre la teoría heliocéntrica en donde explica que no es el Sol el que gira alrededor de la Tierra sino al contrario.

Esta teoría sin embargo también requería de complicados mecanismos para la explicación de los movimientos de los planetas, debido a la perfección de la esfera. Estimulado por algunos amigos, Copérnico publica entonces un resumen en manuscrito. En sus comentarios establece su teoría en 6 axiomas, reservando la parte matemática para el trabajo principal, que se publicaría bajo el título "Sobre las revoluciones de las esferas celestes".

A partir de aquí la teoría heliocéntrica comenzó a expandirse. Rápidamente surgieron también sus detractores, siendo los primeros los teólogos protestantes aduciendo causas bíblicas. En 1616 La iglesia Católica colocó el trabajo de Copérnico en su lista de libros prohibidos.

La obra de Copérnico sirvió de base para que, más tarde, Galileo, Brahe y Kepler pusieran los cimientos de la astronomía moderna.
 

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