lunes, 4 de marzo de 2013

Memoria escondida: Misterioso retrato de Gabrielle d’Estrées y su hermana en el baño

Misterioso retrato de Gabrielle d’Estrées y su hermana en el baño,
anónimo de la Escuela de Fontainebleau

 

Memoria escondida
La protagonista de esta obra anónima fechada en torno a 1594-1598 es conocida gracias a una copia posterior que se hizo del mismo en la que figura el nombre de la dama rubia representada: Gabrielle d’Estrées, favorita del rey de Francia Enrique IV que a punto estuvo de convertirse en su esposa, de no haber muerto poco antes de la boda en extrañas circunstancias. Odiada y despreciada por la mayoría del pueblo francés por encarnar una ‘mancha en la honra de Francia’, ya que ambos amantes estaban casados, el anónimo pintor de esta obra posiciona a Gabrielle por encima de su reputación, al hacer que ésta muestre con altivez al espectador el anillo de prometida que le habría dado Enrique IV al quedarse embarazada, que es el mismo sello de su investidura como rey de Francia. La poca ortodoxia del cuadro, unida a los mensajes que transmite, permiten entrever que el autor seguía la corriente social que no estaba a favor de que Gabrielle se convirtiera en reina de Francia. Con una sutileza que podría llevar a pensar lo contrario, es decir, que se está exaltando a la mujer, la sensación de estar por encima del bien y del mal que transmite Gabrielle y la ostentación que hace de su condición actual y, sobre todo, de su condición futura, hacen que su imagen sea la contraria a la de una reina, de la que se esperaba austeridad, discreción, prudencia y, en definitiva, la sencillez que debían acompañar el sentir de un pueblo asolado por las guerras y las epidemias.

‘La mano de Dios’, eso fue lo que dijeron los cortesanos que había provocado la muerte de Gabrielle d’Estrées a sólo unos días de su boda con Enrique IV en abril de 1599. Según la versión oficial, la futura reina había muerto por complicaciones en el parto, pero fueron muy pocos los que creyeron esta versión. Lo cierto es que, cuando Gabrielle cayó víctima de fuertes convulsiones y dio a luz un feto muerto, ningún médico quiso atenderla y nadie quiso permanecer a su lado en su lecho de muerte; el poco afecto que despertaba en la corte, unido a toda una serie de supersticiones que circulaban en torno a su posible alianza con el diablo, llevaron a la mujer a tener que enfrentarse a una terrible muerte en la más completa soledad. A pesar de que la versión de la corte achacaba su muerte al parto, no fueron pocas las voces que inmediatamente vieron más que ‘la mano de Dios’ una mano humana detrás del fallecimiento de Gabrielle, aunque la gente de entonces, de manera mayoritaria, continuaron viendo en la muerte de la ‘ramera del rey’ un acto sobrenatural por el cual las fuerzas del mal habrían impedido la boda entre Gabrielle y Enrique IV. De hecho, algunos interpretaron la figura que aparece en el cuadro en último plano, al fondo de la estancia, como una bruja que se afana en destejer la vida de Gabrielle, algo en lo que redundaría el espejo sin reflejo que aparece a su lado, colgado en la pared, que representaría la ausencia de vida, un símbolo de la muerte y un atributo de brujas y demonios. Aunque, quizá, sólo sea un ama cosiendo, un prosaico episodio de la vida cotidiana de las mujeres. La respuesta, al igual que el nombre del pintor de esta enigmática escena, permanecerá siempre escondida.


Revista Memoria, Historia de cerca nº XLVI
www.revistamemoria.es

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