Los foros imperiales
A finales de la República, Roma era ya la capital de un vasto territorio imposible de administrar desde un foro que se había ido quedando pequeño. El primero en añadirse, concebido en realidad como una ampliación del existente por detrás de la ‘Curia Julia’, lo llevó a cabo Julio César; posteriormente, es Suetonio quien nos recuerda cómo se concibió el de Augusto: ‘La construcción de un foro se hizo necesaria considerando la población y el número de procesos; puesto que no eran suficientes los dos existentes, surgió la necesidad de tener un tercero’. A estos les siguieron los foros de Vespasiano, Nerva y Trajano, de modo que en siglo y medio fueron cinco las espectaculares plazas porticadas con sus templos, basílicas o bibliotecas que finalmente se levantaron. Las nueve hectáreas sobre las que se asientan eran propiedad privada y estaban construidas, por lo que para adquirirlas fueron necesarias astronómicas sumas de dinero. ...Además hubo que realizar enormes desmontes, tal y como testimonia la inscripción de la base de la columna de Trajano, al referir el hecho de que éste demolió buena parte de la loma que unía el Quirinal y el Capitolio para construir el que fue el más grande de los foros imperiales. Apolodoro de Damasco fue el arquitecto encargado de elaborar el proyecto, que incluía los mercados de Trajano y un ingenioso conjunto comercial y administrativo que sujetaba el talud resultante del derribo, lo ocultaba y permitía la continuación del tránsito viario por el lugar, aprovechando el espacio de un modo genial.
destaca en esta vista general del foro romano
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